Santa María la Real de Orreaga/Roncesvalles,
reina del Pirineo, es venerada por numerosas localidades. Valles, pueblos y parroquias se desplazan cada primavera hasta su legendaria sede para rendirle un sentido homenaje. Los romeros de los valles de Aezkoa, Arce y Erro, las localidades de Luzaide/Valcarlos, Aurizberri/Espinal y Auritz/Burguete y las parroquias de Aoiz y de San José de la Chantrea de Pamplona forman parte del paisaje durante los meses de
mayo y junio.
La del
valle de Arce destaca por venir realizándose desde el siglo XVI y la del
valle de Aezkoa por ser la más vistosa y colorista. Los trajes tradicionales del valle se mezclan con las oscuras túnicas de los cruceros entunicados y los velos negros de las penitentes descalzas. Todos desfilan con sigilo hasta el altar de la Virgen, en la
Real Colegiata de Santa María. Una escena bucólica e impregnada de sentimiento.